En esa marca en su piel,
de los incisivos y molares,
sellada con sangre de tinta púrpura.
Y ese deseo,
que es vicio,
no queremos
parar,
seguimos con entusiasmo
hasta la fusión completa
de nuestro ser en el otro
en su abandono
completo
y en mi tenerte.
¡ MIA!
¡ MIA!