¿Qué más exquisito que una mujer en el acto del amor?, ¿Qué más apasionante que la visión de ella al entregarse?; Indudablemente nada comparable al instante en que cede, el momento en que decide no oponerse a ser tocada entera, el instante en que deja de ser la dueña de su propia voluntad... Maravillosa la unión de los labios anhelantes de besar; donde empieza un recorrido de la piel, palmo a palmo, poco a poco, con delicadeza y lentitud; examinando, primero, el rostro, el mentón, la oreja, el cuello. M.P
Poesía, Música, Diseño, Pensamientos y siempre algo más.